Y con aparente calma
yo le dije, "no te quiero".
Pero sufría mi alma...
mi decir no era sincero.
Eres tú
mi mar, mi cielo, mi todo.
Dulce ilusión de mi vida,
sabes bien... cuánto te adoro.
De vez en cuando la vida
me muestra su lado oscuro.
Pero nunca dejaría
de quererla... ¡Se los juro!
Voy a dejar en su piel,
en sus labios y aliento,
marcas de mi pasión
tenaz e irreverente…
De mis locos deseos,
de mis ansias de amarlo
toda la vida. ¡Siempre!
La silueta atrás de la Luna
del redondo espejo de plata,
nos recita "Desiderata"
y le sonríe a la laguna.